martes, septiembre 13, 2011

Un mes y trece días

De despertarnos a las tres o tres y media de la mañana.
De adquirir de nuevo estos dolores de espalda.
De sacar músculo en el brazo izquierdo.
De tener estas ojeras que por suerte no son taaaan obvias.
De desayunar y almorzar al apuro.
De despertar más allá que acá y salir del dormitorio medio zombie.
De bañarme con los ojos cerrados y bostezando.
De prender la tv y quedarme dormida a los diez minutos.
De trabajar al ritmo de la música clásica que emite el monitor.
De haber aprendido la canción completa de Pin Pon y cantarla.
De inventar historias y canciones para entretener.
De casi no tener tiempo para trabajar en la computadora.
De prácticamente no haber leído el twitter y haber escrito apenas un poco.
De cambiar al menos ocho pañales diarios.
De sacar un montón de mocos...
De no querer ni poder salir por mucho tiempo de casa.
De ir al supermercado, comprar y salir al apuro.
De doblar y guardar ropa pequeñita.
De ya no cargar a Zeus ni en mis piernas ni en mis brazos.
De entrar y salir del dormitorio calladito y evitar cualquier tipo de ruido allí adentro.

Un mes y trece días de tenerlo, de olerlo, de acariciarlo y sentir su calorsito.