Ni siquiera es el imsomnio de noches pasadas, más bien es un deseo de sueños rotos, realidades de verdad, comienzos nuevos, finales distintos. Tener la certeza de que algo estará ahí por largo tiempo, así no dure para siempre.
Entender lo que espera al cruzar la puerta, cobijarse con la luna mientras ese mundo de fantasía regala personajes inimaginables que hablan y se mueven por sí solos, que sonríen, lloran, odian y se alimentan, esos seres que se desvanecen al sentir el calor de los primeros de los rayos de sol...
Comienzos nuevos... finales distintos. tratando de pensar que nada dura para siempre...