Ella no sabía cómo, ni por qué, pero él siempre terminaba apareciendo en momentos claves de su vida. Era como un brujo, o era ¿demasiado inoportuno? o, ¿realmente oportuno?
No podía faltar una vez más.
Fue su rostro el que ella vio antes de caer del puente, no se atrevió a cerrar los ojos entonces, y si, otra vez era demasiado tarde...
2 comentarios:
buen microcuento!
:D Gracias!
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