No puedo creer que ya llegué a los treinta años. Tres décadas. Siendo realmente sincera es un número que siento que me queda demasiado grande. Me veía diferente a mis treinta, no, a quién engaño... ni siquiera me imaginaba cumpliendo treinta, ni cuando cumplí mis veinte y nueve...
Llegué a mis treinta con la aceptación de mi dolor de espalda (desde los veinte y cuatro), así, ya casi como una cosa rutinaria. A veces duele más, otras no. Con medicación para la tiroides, que quién sabe porqué razón (o gracias a quien) ya no tuvieron que operar. Con el cuerpo tieso, gracias al escaso ejercicio que puedo hacer ahora, con la cabeza aún más llena de muchas tonterías y otras cuantas cosas.
Llegué a mis treinta con un guagua de dos, un matrimonio de cinco... profesión, casa, carro... En realidad no es gran cosa, es decir, son cosas que fueron surgiendo en el camino. Pero me suenan así, como algo que tendría yo, porque tengo treinta.
Llegué a mis treinta sin saber bailar, sin haber viajado muy lejos... Tambaleando un poco, sin querer llegar, sin querer siquiera acordarme que los cumplía. Con menos amigos, con más responsabilidades.
Llegué a mis treinta con unas cuantas arrugas alrededor de los ojos, unas cuantas canas que se ven solo si se ponen a rebuscar en mi cabeza, osea, nadie más que yo las ve.
Llegué a mis treinta en este día que es como cualquier otro, con la diferencia de que en realidad estoy un poco triste. Para colmo llueve, creo que el cielo me da llorando a veces, jajaja.
Llegué a mis treinta años pero aún gran parte de mí se sigue sintiendo como la chica de veinte y cuatro que dejaba la casa de sus padres para irse a vivir en Tulcán con el marido recién estrenado. Hasta que, tres años después, llegó un guagua a nuestras vidas a ponerlo TODO de cabeza, y me creó miedos a cosas que posiblemente estén solo en mi cabeza, y me hizo perderme bastante, porque decir solamente "un poco" sería mentirme. Y todavía no acabo de encontrarme, aún a veces sigo poniendo resistencia a ciertas cosas, pero parece ser que por aquí lo importante es seguir, entonces, ahí sigo, aquí sigo.
Y así, con mis treinta y un guagua, pareciera que los días se van en un parpadeo.
Por ahora no dejamos de llover, el cielo, ni yo.
2 comentarios:
Me parece muy interesante,estaba buscando algún tema
en particular y leí algo tuyo del 2008 y siéndote honesto
me gusto...
Así que decidí merodear por tus escritos,
y la verdad me gusta tu estilo y las vivencias que compartes!!
Un saludo, y por si lo necesitas:
NUNCA DEJES DE ESCRIBIR.
Que Dios te bendiga !!
Oh por Dios!
Acabo de leer tu comentario, como se nota que no he pasado por acá!
Wow, ni yo me atrevo a leer lo que escribí hace tanto, qué bueno saber que te ha gustado.
Saludos!!
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