domingo, agosto 30, 2009

Aquel lado religioso...

Hoy fuí a misa, en Ipiales, estuvimos en el Santuario de Las Lajas, nosotros y mis suegros. Últimamente ando en un "estado" algo sensible, me la paso pensando muchas cosas y posibilidades. Mientras bajábamos las gradas para llegar al Santuario, no paraba de repetir en mi cabeza "Quiero estar sana, cúrame, quiero estar sana, cúrame, quiero estar sana"

Fui criada en un ambiente bastante pero no demasiado religioso en mi hogar, y bueno, en escuela y colegio católico. De hecho, cuando era niña, quería ser monja. Luego, en la adolescencia, estuve en grupos juveniles, retiros, fui catequista en una parroquia, estuve en el Primer Congreso Nacional Vocacional Juvenil y Misionero con un grupo de chicos y chicas de la Arquidiócesis de Quito, allí conocí gente de todo el país que estaba en las mismas... hasta estuve a punto de ir de misiones a un pueblo recóndito pero al final desistí (ya no me acuerdo porqué).

Toda la vida me la pasé "buscando" ese "algo" que de algún modo llenara cierto "vacío" que sentía, no sé si era un vacío creado por el hecho de que en Religión nos enseñaban que "Dios lo es todo, es el complemento, lo que nos llena; Jesús es tu amigo, no importa lo que hagas, igual él te seguirá queriendo".

A los 16 años, por cuestiones de la vida, vi opacado mi deseo de "seguir el camino del Señor", y fue entonces cuando empecé una especie de huída de todo aquel mundo que al final me hizo sentir miserable y vacía... Y no era precisamente por las cosas que hacía dentro de ese mundo, sino por las cosas que hice "afuera". Es que definitivamente el ser criada con esa mentalidad, y con ciertos... llamémoslo "valores" es algo que me marcó; yo me lo tomaba muy en serio, iba a misa todos los domingos sin falta, me confesaba, leía la Biblia y qué no decir de mis acciones... creo que la mayor parte del tiempo pecaba solamente de ingenua.

Entonces, pasó algo. No importaba lo que hiciera, cuánto rezara, cuánto llorara, cuánto me arrepintiera, ya nada iba a ser igual jamás. Las cosas iban empeorando y yo tomaba las desiciones más estúpidas cada vez... me avergüenza contarlo así tan abiertamente, lo único que les diré es que me consuela que el neguito sí lo sabe y que por eso él entiende.

En este mundo tan hipócrita, en el que te dicen que lo correcto es hacer esto y no lo otro... cuando son ellos los que hacen o hicieron todo lo que te prohíben "por debajo", qué duro resultaba seguir en aquella vida "religiosa" cuando yo sabía, por dentro, que no practicaba lo que predicaba.

Dejé de ir a misa en el colegio (me escondía en la biblioteca, hasta que un día me encontró la inspectora y me bajaron cuatro puntotes en conducta), y los domingos con mis padres. Renuncié a ser catequista... mentí, creo que dije que tenía un trabajo por aceptar y que debía abandonar el catesismo para dedicarme de lleno al tal trabajo. Me sentí culpable cuando me hicieron despedida y hasta me dieron regalo... pero ya qué, no me lo esperaba y ya no había marcha atrás.

Y así de a poco, la culpa me iba ganando y no lograba perdonarme, no me sentí capaz de entrar a una Iglesia en años, tardé muchísimo tiempo en reaccionar y me refugiaba en cualquier cosa con tal de eludir ese "mundo celestial". Sentía la "mirada de Dios" que me señalaba...

Llegó entonces la época en que simplemente dejé de "preocuparme" por esas cosas de la Religión. Ahí quedó todo, entraba a una iglesia simplemente de turista, para ver las decoraciones. Hice y des-hice en mi vida sin importarme si a Jesús le parecía o no bien lo que yo estaba haciendo. Fue bacán, es como no tener conciencia; actuar y luego pensar. Y claro, las consecuencias no tardaron en llegar...

Ahora que estoy "mas grande y madura", aún no sé bien qué pensar. Sé que he sido "una niña buena" desde un tiempo antes de estar con mi esposo. Pero esa parte culpable de mí no me permite ir a la Iglesia sin sentir ganas de llorar. Aún creo que si le pido a Dios con fe, él me va a sanar, va a permitir que mi padre vuelva a casa, va a hacer madurar a mi hermano para que decida con la cabeza un buen futuro, va a hacer entrar en razón a mi hermana para que sea una buena madre, va a hacer de mis sobrinas dos nenas felices, va a ayudarme a tener la casa que quiero, va a cuidar a mi neguito cuando se va a algún sitio al que no le puedo acompañar, va a dar mucha más fortaleza a mi madre...

Mi única teoría, es que quizás no me he perdonado a mí misma y también necesito el "perdón de Dios"... Ya no creo en la confesión, más bien me asusta, eso de decirle todas las cosas que uno hizo a un desconocido que te va a juzgar sin saber las causas ni razones que te llevaron a hacer tal o cual cosa... por más cura que sea, no, yo no lo creo.

Todavía esta parte religiosa de mí está tambaleándose, muchas veces no sé si creer, la mayor parte del tiempo simplemente no pienso en eso, pero hay días... como hoy, que me gustaría definir qué mismo pasa... porque nadie sabe con exactitud nada al respecto, porque muchos días dudo de si realmente Dios existe o es puro invento del hombre; porque no sé si sea solo una forma de controlarnos o darnos leyes a seguir; no sé si realmente exista y quiera perdonarme y que por las cosas que hice sea que no me escucha; no sé si esté esperando que yo dé o haga algo más para ahí si darme la sanación; o si las cosas buenas que me pasan son reconpensas pequeñas que llegan de a poco y que si sigo pidiéndole con fé que me sane lo hará el rato menos pensado...

No tengo idea de cuánto tiempo más seguiré así, entre que sí, entre que no... de todos modos, ¿no dicen que Dios está en todas partes?, entonces ¿para qué ir a la Iglesia a hablarle si puede escuchar de cualquier sitio? ¿por qué hay que confesarse si dicen que basta que nos arrepintamos de lo que hicimos para conseguir su perdón?
Ahora es muy complicado creer que Dios está en cada mendigo que se le acerca a uno, con todo lo que pareciera que "solo a mí me pasa", no dudaría que una de esas no sea ningún mendigo sino un loco ladrón y violador el que se me acerca... Además, "no hay que darle el pescado al hombre, hay que enseñarle a pescar"...

No puedo evitarlo, esta parte religiosa mía es algo que no me abandonará nunca, con esto viví mi infancia, mi adolescencia, aún ahora, aunque ya no es por llenar ningún vacío. Prometo seguir siendo "una niña buena" mientras pueda... pero a mi manera...

martes, agosto 25, 2009

Mi nego

Me gusta verlo contento con los proyectos que se plantea. Aunque a veces le digo que es un fantoche, no es cierto (no siempre), le gusta hacer las cosas bien, eso es todo.

Me encanta como me mira, cuando me habla (no cuando "me habla" sino cuando me dice cosas de una forma bonita). Me gusta que me cuente cosas curiosas; el poder preguntarle algo y que aunque no sepa, en unos pocos segundos me pase todo un resumen contenido en un link de Google.

Me gusta sentirlo respirar al lado mío (menos cuando ronca, para eso ya debo haberme quedado dormida primero, sino, imposible dormir con "semejante ruido"). Me gusta sentir su abrazo, escuchar cómo late su corazón, sentir que está calentito y ponerle los pies y las manos frías en su barriga, que se queje y me diga que "estoy muerta" y hacerle cosquillas para que diga que su vida "es triste".

Me gustan sus ojos de niño pícaro y esas "cejotas de mono". Cuando llega a casa y se asusta luego de escucharme decir "buuuh" escondida tras la puerta de entrada al depar.

Me gusta que me traiga el desayuno a la cama los domingos, ese afán de preparar cosas ricas para desayunar juntos frente a la tv con la serie de turno; su forma de vestir, verlo escojer la ropa que combine; cuando lo veo con mala cara si coje un pantalón o camisa "vieja" como para ir a la oficina y en seguida lo vuelve a guardar en donde estaba.

Me gusta su sonrisa cuando llega el viernes y destapo la olla que contiene la sopa de fideo, mira la ensalada de atún para el arroz y se contenta con el almuerzo y solo ese día no me protesta si le pongo mucha sopa.

Me gusta cuando vamos "al Rosita" (un micro mercado) y si le digo que escoja algo que quiera, viene trayendo una caja de Bizcotelas y una funda de gomitas, bien agarrado de la golosina para que no le diga que deje en el puesto. Su cara de tristeza cuando no le quiero comprar hamburguesa.

Me gusta cuando me pide que le acompañe a algún lugar, así sea a la esquina. Me encantan sus mejillas cuando está recién afeitado, queda bien suavecito. Cuando me manda un mensajito al medio día con un beso escrito.

Me gusta que acceda a hacer los test de la revista "Familia" los domingos y luego sea él quien sume los puntos porque yo me demoro mucho. Queda bien guapo en su traje de ciclista.

Me gusta cuando me persigue al bajar las gradas, aunque a veces tengo miedo de caerme. Cuando se enferma y le hago limonada y me hace caso de abrigarse. Cuando hace un gran esfuerzo por quedarse despierto mirando conmigo la tv por la noche, hasta que finalmente el sueño le vence y se queda ruco.

Me gusta correr a la ventana del dormitorio cuando sale para la oficina, solamente para que él, desde la calle, se voltee un segundo y me diga "chao" con la mano antes de desaparecer de mi vista...

Lo único que no me gusta es cuando "me espía", cuando llega y se pone a ver lo que estoy haciendo en la computadora, no me gusta que lea mi post antes de que lo termine!

Estos son solo pequeños instantes diarios al azar. ¡Cómo me encanta mi marido!, definitivamente, y un día... quiero tener un hijo igualito a él :)

Seguro pone mala cara cuando vea que puse su foto en mi blog, no te enojes neguito, yo te quiero :P jejeje.

viernes, agosto 14, 2009

Otro deseo cumplido

No soy muy creyente de esa frasesita que dice que "el que persevera alcanza", la verdad mi lado pesimista, que es más de la mitad de mí, siempre se pone a pensar primero en todas las posibilidades negativas que pueden o "van a pasar", y en medio de ese caos y bajo esa nube negra, que mi marido dice que tengo sobre la cabeza, hay apenas una pequeña fracción de luz, pequeñita y distante, que muchas veces ignoro, y creo que es por miedo, a lo desconocido.

Aún así, el pasado fin de semana, contradije a lo "inalcanzable" y, me decidí, hice a un lado mis dolores turros de espalda, la moquera y los malos pensamientos (en su mayoría).

Mi muy querida y estimada amiga Chaulafanita iba a venir con su esposo y sus padres, a estas frías tierras a conocernos (aprovechando que fueron a Quito, y de ahí quedaba menos lejos Tulcán) y pasear un poco por acá, pero no pudieron llegar porque su Chanchito se puso un poquito enfermo; me entró tristeza pero al final pensaba "¿qué se puede hacer?, no pues, ya no pudieron venir"

Tengo una relación de amistad muy fuerte con ella, es como la hermana que siempre hubiera querido tener, se parece bastante a mí, en algunas cosas, a veces dudamos si nacimos juntas y nos separaron jejeje. El punto es, que a veces se piensa que es un poco diferente conocer a alguien por Internet y fotos y esas cosas, que es hasta "falso" cualquier vínculo que se cree por ese medio. La verdad yo nunca la vi como algún tipo de "amiga imaginaria", pero siempre tuve el deseo de verla alguna vez, como una chica real de carne y hueso.

Entonces, como una "iluminación", o tal vez solo "buena suerte", o definitivamente porque "tenía que suceder", mis suegros decidieron ir a Quito ese mismo fin de semana, y, mi esposito y yo nos "colamos" en el viaje, aprovechando que iban en carro propio, y que por eso yo podría ir un poco más cómoda para no afectar mi dolencia.

Así que una vez decidido la llamé, a ver qué decía, y quedamos en que si existía la posibilidad de encontrarnos en Quito. Dicho y hecho, el viaje se me hizo largo porque iba ansiosa, contenta, nerviosa y pensativa...

Luego del almuerzo con la familia, a sacarme la "ropa cómoda de viaje" y a ponerme el jean medio nuevo. Aprovechamos que mis suegros dijeron que nos llevemos la camioneta para dejarla en el garaje de la casa de mi mami; salimos directo al hotel donde estaban ellos. Al llegar me atonté, y creo que era la emoción, me puse más despistada de lo normal... Y luego apareció :) me daba la impresión que estaba dentro de su galería de fotos, es tal cual me la había imaginado, bueno, no, la verdad pensaba que era más bajita :P Conversamos un rato y luego conocimos a sus padres, que lindo! ¡todos eran tal cual las fotos!, de a poco los nervios iban desapareciendo y me sentí "en más confianza".

Conversa y conversa el tiempo se iba; luego de despedirnos de sus padres nos fuimos a Sangolquí, a dejar la maleta y a Zeus donde mi mami; "nos cogió la lluvia" en el camino y al llegar; de nuevo más conversaciones, un cafecito, juguito de naranja... y la noche llegó al trote.
Decidimos ir a la Plaza Foch en Quito y nos fuimos derechito. Luego de dar una pequeña vuelta de reconocimiento, entramos a La Boca del Lobo, un lindo lugar, para qué también, la comida que se pide ahí es igualita a la foto de la carta (que más parecía catálogo, y bien diseñado).

Para qué contar toditos los detalles si me va a quedar más largo el post, creo que esos me los guardo y los atesoro, porque personas así son las que yo consiero que valen la pena.

Finalmente nos despedimos luego de tanta risa, y quedamos en que quizás nos veríamos al día siguiente. Y si, así fue, el domingo coincidimos en el centro de Quito, que estaba llenito de gente por el feriado, y no pudimos entrar a ningún museo, solamente a la Companía, pero fue tan "al apuro" que creo que no valió la pena tanta espera en la cola.
Caminamos un poco, unas cuantas fotos, almorzamos, reimos :) Y llegó ahí si la hora de despedirnos. Me llevé lindos recuerdos y ahora si mi amiga dejó de ser "imaginaria, irreal".

Al final, creo que la perseverancia y el deseo de conocerlos fue lo que nos acercó, cada uno puso de su parte y las cosas se pudieron dar de la mejor manera. Definitivamente un fin de semana innolvidable. Algún día, quizás no muy lejano, podamos devolverles la visita ya cuando estén en Madrid.

Aquí una fotito donde estamos los cuatro, poco tiempo después de habernos visto frente a frente por primera vez; el neguito sale bien parecido al Zeus, pero en realidad no es así, creo que fue una mala pose no más jajaja. Yo todavía estaba nerviosa, y creo que si se nota :P

Y acá, una fotito que ella nos tomó el domingo, en el centro de Quito. Ofreció mandarme toditas cuando retornen a Dinamarca, así que estaré esperando!!

jueves, agosto 06, 2009

Cambios, cambios...

He descubierto que me gustan las cosas tal y como están; que cuando hay pequeños cambios en mi entorno, me altero, me inquieto y me pongo ansiosa. Digamos que en parte si me gusta mi "rutina", usar "las mismas cosas siempre", como si siempre fueran a estar ahí solo para mí.

Es obvio que las cosas van a ir cambiando, incluso nosotros, ¿quién sabe qué estemos haciendo de aquí a solo un año?

Las llamaré "cosas sin importancia" solo para no parecer loca (mismo): me gustan los sostenes de media copa, con varillas, de encaje y sin esas esponjas que ahora están tan "de moda"; no sé si sea solo yo la de la mala suerte, pero los busco y los busco y ya no hay :S Que no, que ahora solo vienen así, con las "esponjas"; eso solo me produce comezón y me estorba todo.

Me gusta comprar ciertas cosas siempre en los mismos sitios, cuando se acaba, no hallo ningún otro lado adecuado, a tal punto de que prefiero mejor no comprar.

Ahora los jeans vienen bien raros, que con estampados, que con brillitos, que manchados, que rotos, que con huecos en no sé dónde, unas telas más tiesas! y disque son strech... Por un momento dudé si era el jean o yo!!. Y no, que solo así vienen ahora, que así están de moda; no me gustan, ni "adornados", ni con "guaraguas", solo quiero un jean que me pueda poner con lo que me da la gana, cómodo y del que no se vaya a desprender ninguna piedrita brillosa, ni a seguir rompiendo donde ya vino roto, ni a salir más el color de lo que ya vino!

Cuando manejaba Flash más seguido, (aprendí en la versión anterior al 2004) me fascinaba, era lo único en lo que me podía pasar horas de horas sentada en la computadora descubriendo nuevos trucos para lograr ciertos efectos.
Ahora, que es parte del paquete Adobe ya no me gusta. Hace no muchos días tuve que modificar el header de una web, la animación; todo estaba "tan técnicamente ejecutado" y me provocaba tal ansiedad, que recibía a mi marido hecha una fiera por las noches, frustrada de no haber entendido un carajo cómo rayos se cambiaba tal o cual función!.
Bueno, creo que en este caso, no me gusta porque no entiendo; como las Matemáticas, cuando antes no me gustaban porque no entendía nadita; luego, cuando las entendí si que me agradaban. Ahora si ya mi mente se ha olvidado casi por completo de esa materia...
De todos modos, tendré que practicar e informarme más respecto al programita, porque la verdad si me gusta esto de la animación ;)

Me gustaban más los celulares antes; no, no me refiero a los modelos de antes porque me agradan los modelos modernos de ahora cada vez más sofisticados y avanzados. Más bien me enfoco en el sistema de ahora: El Chip... me marea, y no quiero aprender para qué y cómo funciona exactamente; aunque no es mucha ciencia, pero no me interesa. Antes uno iba, compraba un cel, lo activaban ese rato y ya :) Ahora que a poner el chip, y uno solito tiene que "armar" Si si, no es nada del otro mundo, pero me abruma (porque parece que lo voy a romper), incluso tienen otras opciones en el celular, que jamás vi antes.

Me es muy difícil adaptarme a los cambios, creo que porque soy bien liosa y temática con mis cosas, me gusta todo a mi manera (Suena a capricho, pero en realidad no lo es). Hay algunas cosas que, según yo, "eran mejor como antes" o, algunas cosas que me gustaban más antes y eran más fáciles de hallar, tal vez en eso esté todo el "problema".

Supongo que de a poco tocará seguirme adaptando a lo que pueda, o, tendré que comprar harto de lo que parece que va a desaparecer para tener de reserva; y, eso si, quejarme menos :P