Recuerdo que cuando estaba en el colegio amaba la lluvia.
Por lo general cuando salía a buscar el bus que me llevaría a casa no iba directo a la parada; como siempre adoré caminar, salía del colegio y me iba por la Gonzales Suárez, entonces pasaba por el Hotel Quito, y bajaba al Redondel de la Plaza Artigas, cruzaba la Colón y seguía recto por toda la 12 de Octubre; llegaba a la Patria y cruzaba hasta el parque El Ejido, luego cruzaba por la 6 de diciembre y entraba a la Casa de la Cultura, a alguna de las dos salas permanentes de exposición... ahí fue donde aprendí a amarlas, el estar rodeada de cuadros y esculturas o instalaciones artísticas me provocaba no querer salir de ese lugar... Me detenía frente a lo que más me llamaba la atención. Nunca me han gustado esos cuadros que se parecen mucho a otros, esas copias de otros cuadros (copias de otros estilos, de otros artistas).
Y me quedaba ahí con cara de boba, pensando; yo de arte no sé casi que nada (es decir, nada que tenga que ver con esos expertos analizadores y críticos), para mí un cuadro no se debe entender, se debe solamente sentir. Solía imaginar que el artista que los creó estaría ahí mirándome y que algún día vendría a preguntarme qué miraba y yo tendría una respuesta que lo dejaría prendado de mí, y quizás entablaríamos una amistad y terminaríamos enamorándonos, tendría la aventura más apasionada de mi vida hasta que con los años finalmente nos casaríamos y sería padre de mis hijos, me pintaría desnuda y yo sería su musa hasta llegar a viejitos, y claro, yo iba a morir primero y él se iba a dejar morir después para seguirme a la eternidad...!!! jajajajaja; ¡que loca!
Creo que entre imaginarme historias absurdas y mirar cada color, cada detalle, el tiempo se iba y tenía que salir, porque "donde que llegue tarde...!!!"
Para entonces el cielo ya se había puesto gris, daba un paso afuera, bajaba las gradas y respiraba... iba a llover, ¡qué rica sensación!. Seguía caminando por la 6 de Diciembre hasta llegar a la esquina de la Patria; mientras subía directo a la 12 de Octubre otra vez.
Empezaba a llover, y no sé si sea solo mi impresión, pero cuando llueve en Quito, ¡¡por Dios!!, ¡sí que llueve!, las calles enseguida se inundaban y se formaban tremendas cochas, que claro, yo con mis piernas largas saltaba, pero daba igual, pasaban esos típicos chicos manejando los carritos de sus papis y ¡zas!, toda la cocha me bañaba!, y claro, yo quedaba ahí toda empapada; así que seguía camina y camina duchándome vestida con ese diluvio.
Apenas eran dos o tres cuadras que debía avanzar para llegar a la otra parada por donde pasaba el bus que me llevaría al Valle de Los Chillos, pero era el tramo suficiente para terminar completamente mojada, el agua me chorreaba, mi saco goteaba, mi falda, las medias, el cabello, ¡todo!. Hasta empezaba ese sonido chistoso que producían los zapatos al caminar mientras les salían burbujitas de agua!. "chragsh chragsh chragsh"
La gente me quedaba viendo, así como los quedo viendo yo ahora a los colegiales que caminan con la lluvia y están completamente mojados pero felices. Si, con esa cara de "cuidado se me acerque que me moja" o "vean ese loco/a". Pero eso no importaba, lo rico era estar estilando, no sentir frío en ninguna parte de mi cuerpo y haber caminado con la lluvia :)
Subía al bus y me sentaba solita en algún puesto que al bajarme dejaba mojado como "si me hubiera meado" jejeje.
Llegaba a casa y algunas de esas veces mi mami se enojaba conmigo. "¡¡ah!!, ¡¡que vienes estilando!!, ¡¡ya te vas a enfermar!!, ¡¡sácate los zapatos que me mojas el piso recién encerado!!, ¡¡anda a cambiarte de ropa!!, ¡¡mañana con ese uniforme te irás a ir al colegio??!!". Otras veces me recibía con una toalla grande para secarme lo que avance, mis zapatillas, un par de medias sequitas y la comida caliente :)
Al cambiarme de ropa y estar ya en casa, habiéndo ido a ver la exposición de arte, habiéndome estilado y sentido la lluvia bajar y recorrer mi rostro y cuerpo, yo sonreía, había sido un buen día, con un buen final. ¡Cuánto amaba la lluvia!
Ahora es distinto, no sé si sea porque ya no me siento como la colegiala que fui. La razón por la que más me inclino, es que ahora siento demasiado frío, si no soporto el frío sin mojarme con la lluvia, mucho menos lo soportaré dejándome llevar por la emoción de sentir llover encima mío!. Paso "entumida" casi todo el día, y cuando sale un rayo de sol subo a la lavandería a ver si me llega y me calienta!, así que... #yoconfiesoque... ya no me gusta el invierno. Quizás si viviera en otro lugar, uno más caliente... quizás.
Hoy llovió, tomé algunas fotos, y jugando con photoshop hice estito. Si le dan click se ve mejor, no se rían mucho por favor!! :P