martes, septiembre 29, 2009

Reflexión - Confesión

Me hubiera gustado tener amigas en el colegio, y cuando digo amigas, me refiero a las amistades en serio, no a esas que solo se acercaban para pedirme favores, o que me tomaban en cuenta solamente cuando yo podía ofrecerles algún tipo de beneficio. Yo hablo de esas amistades que se preocupan por uno, que te aceptan tal y como eres, que te dan la mano en los peores momentos, que solo llaman para saber cómo estás, que te preguntan sobre tu vida porque les interesa más no por ir a chismear...

El otro día miraba a tres colegialas, las tres guapas, caminando bien abrazadas por la calle y riendo por cualquier cosa, estuve atrás de ellas unas cuantas cuadras, solamente de curiosa... conversaban que la mamá de la una le dice esto y aquello, que el peladito de tal sitio le ha llamado, que en la tv va a dar tal novela... qué bacán se sentía eso! Eran tres guambras sencillas, completamente fuera del parámetro que sigue ahora la mayoría (o que al menos yo he visto en su mayoría), me entró una añoranza... luego me sentí estúpida y me fui por una calle lateral.

Pienso que no tuve esas "amigas" en el colegio porque no quise, pero no precisamente porque no quise entablar amistad, sino porque no quise cambiar, yo era como yo era y punto, no tenía porqué hacerme a las demás, era algo que me molestaba muchísimo y que ni siquiera lo veía como una posibilidad.

Yo no soy nadie para criticar a las otras personas... en esa época, 16 a 17 años, me desvinculé casi totalmente de mis compañeras de curso. Creo que éramos como 17 alumnas o 19?, bueno, la cuestión es que si mal no recuerdo, habían 5 o 4 grupos y yo, jajaja. A lo que voy es que al desvincularme de ellas no tenía idea de qué es lo que pasaba en sus vidas, y viceversa, entonces, ¿cómo puedo juzgarlas sin saber si en realidad era solo yo la que se alejaba o ellas las que me hacían a un lado?
Eso, por un lado, de todos modos hasta ahora estoy bien convencida de que nunca encajé, y tampoco es que me haya esforzado en hacerlo, al final, ya en sexto curso yo estaba completamente resignada y tranquila, el colegio era nada más una forma de convivencia que no extraño en lo más mínimo.

Por otro lado, yo sabía que a muchas no les agradaba (tanto porque me lo decian en la cara, como porque yo misma escuchaba "a mis espaldas"), no les guardo rencor ahora, pero si me causa molestia ciertos detallitos... como que cuando las encuentro en la calle me abrazan como si en serio me hubieran extrañado, en el fondo me da risa, y claro, me sorprende... lo bueno de vivir en Tulcán es que, al menos aquí, no me voy a topar con ninguna jamás, jajaja.

No todo fue malo, efectivamente existió una amistad de esa buena hasta cierto curso, y lo disfruté, aunque por vivir "en la porra" (Sangolquí) me perdía casi siempre de las salidas (siempre en Quito). Ahora de esa amistad solo quedan recuerdos y al menos a mí me da a veces un poco de nostalgia, si, porque a veces me hace falta conversar, no solo con el neguito, él entiende, escucha (a veces, cuando no está en la tele, jejeje) y todo, pero es distinto hablar con él que con una amiga-hermana, no sé si me hago entender...

Quizás el tener amigas "de a cierto" en el colegio hubiera reforzado la confianza en mí misma, quizás si las hubiera tenido hiciera empeño en ir a las reuniones esas que hacen de las "ex compañeras"... no es que todas hayan sido "malas", siplemente a algunas no las vi, pasaron casi desapercibidas delante de mis ojos y pude haberme "integrado" pero no me di cuenta. Prefería estar sola metida en la biblioteca leyendo libros grandes y gordos... Caben hartos "quizás" respecto a este tema, pero las cosas fueron como fueron y punto. No intento hacer de esta reflexión un "qué hubiera sido si...", ni tampoco lamentarme tardíamente de ese pasado... simplemente es una pequeña "confesión" sin ánimo de ofender.

Es lindo saber de las ex-compañeras del colegio mediante las páginas de redes sociales, verlas a unas graduadas, o con sus hijos, con sus parejas, o solteras o casadas, trabajando, paseando, estudiando, pero felices... principalmente esas chicas que jamás fueron populares, que no destacaron más que por su rendimiento escolar o uno que otro corto diálogo profundo entre nosotras.

Yo tengo mi teoría de que en el colegio yo era "invisible" y que pocas se acordarán de mí, pero como que yo tampoco recuerdo a todas y ¿qué tal que alguna piense lo mismo que yo? :P

jueves, septiembre 24, 2009

De 5 en 5

No soy muy fan de hacer los famosos "meme", pero, aprovechando que este es cortito y me pareció interesante... Ximenita me ha inquietado en esta ocasión, asi que, ta ta ta taaaan!

Cinco cosas que te gusta hacer...

1. Adoro las mañanas de sol, me ponen realmente contenta, porque puedo subir a la lavandería y sentarme en el piso de cemento mientras me seco el cabello con ese sol que realmente calienta (osea, sin el viento helado que por lo general se siente); dejo a un lado los zapatos y las medias y saco un poco mis "yucas al sol" mientras juego con Zeus a ver si algún rato aprende a traerme la pelota y entregármela. (Solo la trae y se queda con ella mordiéndola hasta que se aburre, ahí la suelta y la lanzo de nuevo).

2. Me encanta bañarme en agua hirviendo, de esa "para pelar pollos", demorarme mínimo media hora en la ducha hasta sentir que el calor me sofoca y ahí si abrir un poquito la llave de agua fría para "temperarme". Luego, cerrar ambas llaves y salir con esa sensación de calor que me dura al menos una hora.

3. Me gusta guardar casi todas las cosas que las demás personas deshechan, bueno, me refiero a cajas, frascos, botellas, envases en general; de vez en cuando cuando me coje un "art attack" me sirven muchísimo!, en especial cuando voy a regalar algo a alguien, si, porque si es algo que hago con mis manos de seguro no será algo que puedan encontrar en cualquier tienda :P

4. Amo ir a los museos, a ver exposiciones de pintura, de fotografía. Conciertos de piano, al teatro, todo lo que tenga que ver con arte, arquitectura y diseño en realidad ;)

5. Me encanta salir a caminar por horas y horas sin parar, (con mi neguito no salgo mucho porque luego dice que "le duelen los pies"), pero es algo que más que por ejercicio, disfruto (y extraño), porque voy mirando a la gente, a los perritos, las casas, autos, todo. Siempre descubro algo nuevo que no había visto antes... definitivamente caminar me hace bien :)

...y luego invitar a cinco amigos a que continuen con el juego. Mhm, conozco a alguien a quién le gustan los "meme", es Croxus, ahí va uno. Con respecto a los otros cuatro, pues mejor dejo abierta la posibilidad para quien guste y se anime ;)

Una de "yapa"... M
e gusta imaginarme personajes en las paredes, baldosas, pliegues, cortinas, ventanas, vitrales, madera... en fin, cualquier cosa que se preste a eso. Me quedo como embobada por un bueeeen rato imaginando los colores, los trajes o simplemente la forma que tiene lo que sea que estoy imaginando que está "dibujado" ahí.

:)

martes, septiembre 22, 2009

Camila

Cómo extraño llevarte de la mano a comprar la leche. Decirte que mientras más pronto comas, más pronto saldrás conmigo a pasear. Tus preguntas y esa creencia tuya de que tu tía es sabia, solamente porque me encanta leer datos curiosos de cómo se hacen las cosas o del origen y/o comportamiento de ciertos animales y coincide que sé muy bien la respuesta.

Extraño tu carita de sorpresa en navidad al abrir los regalos que te compraba. Esa sonrisa pícara y el brillo en tus ojos cuando te tomaba fotografías. Tu forma de "posar" y la emoción que demostrabas cuando llegaba a visitarte. Tu deseo de jugar conmigo a lo que sea, pero jugar.

Extraño el abrazo que me dabas cuando tu mami te gritaba y venías llorando buscando consuelo, ese consuelo que te daba luego de hablar contigo y explicarte porqué te gritaron, qué es lo que debías haber hecho, y qué es lo que ibas a hacer.

Extraño tus manitas pequeñas, y la forma cómo te llevaba de la mano cuando salíamos a la calle. Verte correr gritando de alegría. Tus historias, tus cuentos, tus canciones, verte bailar mejor que yo.

Tengo tantos recuerdos de tu infancia que no podrías imaginarte la nostalgia...
Extraño escucharte decir que me quieres.

Te extraño "niña", porque pese a que aún lo eres, ahora actúas y eres diferente, como una de esas niñas que creen que ya son adolescentes; no sé si todavía te acuerdas de mí, esta distancia y otras circunstancias no me permiten verte. Tengo miedo de haber desaparecido de tu memoria... me estoy perdiendo tantos instantes de tu vida... no me basta con solo escuchar tu voz...

viernes, septiembre 18, 2009

Más cosas de la infancia

Siempre pensé que desde niña llevaba la música adentro, "en las venas".

Mi mami ponía sus canciones en el equipo y no me gustaban nada; en el día no escuchaba ni la radio sino pasaba o jugando con mi ñaña o con alguna canción de Plaza Sésamo en la cabeza...

Para tercer grado me cambiaron a otra escuela, y en el bus de las "señoritas" que venían desde Machachi, solo se pasaban escuchando salsa, osea, esa salsa que ahora es más bien "clásica", en la mañana y la tarde, el mismo cassette se repetía una y otra vez. (¿Será que eso explica mi fascinación por este tipo de música? ¡¡Solo una buena Salsa me levanta el ánimo!!)

Como ya sabía leer y escribir desde hace rato. Cuando escuchaba una canción que me gustaba, lo que hacía era anotarla en un papel, para "no olvidar la melodía", y ¿saben cómo es que yo la anotaba? No sabía ni quién la cantaba, ni el nombre de la canción, ni la letra!, así que escribía "la lala lalalala la lala" jajajajajaja!! Y claro, luego abría el cuaderno para ver si la tenía de nuevo en mi cabeza, y qué creen? sif... eso mismo, ya no me acordaba más :(

Mi abuelita Piedad nos enseñaba algunas canciones en el piano a mis hermanos y a mí. Pero de los tres, yo fui quien mostró más inclinación hacia ese instrumento. Ella solía incluso "entrenar mi oído"; tocaba "do re mi fa sol la si" en el piano, y yo escuchaba... luego, tocaba solo "do" yo tenía que con mi voz hacer sonar tal cual lo que oí "dooo", y así, todas las notas, primero en orden, luego ella tocaba cualquier tecla y yo tenía que saber cuál había sonado.

Creo que de los 10 a los 13 años me inscribieron en clases de piano en las tardes con una profesora rusa. Quien se moría de las iras porque no me gustaba leer las partituras sino tocar luego de ella lo mismo que escuché inicialmente, osea, al oído.

Lo que no me gustaba era ser el centro de atención cuando llegaban las visitas... arghhh," que menganita te quiere oir, que venga mijita, a ver, enséñeme, no pues, otrita, ¿porqué solo una?, eeso, así bravooo!!". ¡Qué chimbo es eso!. Que en esas vacaciones yo quería ir a clases de pintura, pero no, tiene porque tiene que ser de piano... Entonces las clases de piano se volvieron un martirio, y perdí el gusto a eso. Tonta razón, pero bueno. Lo dejé.

Hoy me acordaba de eso, porque pienso que si hubiera seguido con el piano quizás no me hubiera ido mal, no hubiera dado conciertos, ni hubiera tenido mi grupo, ni hubiera sido famosa, pero tocarlo, era definitivamente relajante, cuando estábamos solo mi piano y yo :)

Bueno, a seguir trabajando!!.

viernes, septiembre 11, 2009

Cosas que pasan

Si, ya dije que estoy a full, y de hecho así mismo es.

Pero quiero aprovechar que acabo de llegar "de la calle" para quejarme por acá al menos un rato antes de seguir con la "rutina laboral".

Hoy salí a retirar mi diploma. Estuve siguiendo un curso de pintura en cerámica básica, como parte de algún proyecto de un sector de Tulcán, organizado por el SECAP y un grupo de madres solteras o algo así; la verdad no entiendo muy bien, pero esa es en sí la idea. No lo he mencionado porque... no sé, a mí siempre eso de los cursos de cerámica me han sonado a muy "señora esposa", y me sentía medio vieja diciendo que estoy siguiendo el curso jejeje. De hecho, cualquier curso que no sea de artes plásticas o de baile (salsa) según yo ya es de "señora esposa". Como por ejemplo "de cocina" "de pintura en tela" "de tejido" "de arreglos florales" "de punto de cruz"... entre otros. Si si, si soy "señora esposa" pero no me siento tan vieja como me suenan esas dos palabras!!

Primero, el curso bien, el grupo más o menos. Como yo ya estoy acostumbrada a estar en grupos desunidos que se meten sizaña unas a otras en las que todo mundo hace micro grupos de a dos o tres o cuatro y al último quedo yo sin pertenecer a ninguno, no se me hizo muy difícil soportar ese ambiente. Aún así, me molestaba el hecho de que cualquiera que llegaba (incluyéndome) y decía "buenas tardes!!" nadie le regresaba ni a ver!!. Así que en una de esas grité el segundo "buenas tardes!!" a ver si al menos me veían, y lo chistoso fue que toditas en coro me contestaron, yo me puse rojota y a sentarme!!

Fueron cuarenta y cinco horas las que debí asistir al curso, de las cuales me parece cumplí con treinta. Como habían tantas señoras la profe no tenía tiempo de pararme bola, así que prácticamente yo me situaba detrás de ella y veía cómo aplicaba distintas técnicas, me iba luego a mi asiento y hacía lo mismo, creo que para mí esa es la mejor forma de aprender cosas manuales. Pinté solita todas mis figuritas; la profe no me ayudó ni a delinear los ojos como a las demás, y me quedaron lindas, así que eso ya es gratificante ;)

Y bueno, casi no pregunté el nombre a ninguna de mis compañeras. Pero, al menos ya me guardaban un puesto al llegar a la clase; porque al inicio una llegaba y toditos los puestos estaban ocupados, entonces tocaba no más en el piso con las que no "madrugamos". Y, cuando me las topo en la calle saludamos, eso es chistoso, del año y más que llevamos viviendo aquí es la primera vez que saludo con alguien más que no sea la familia de mi maridito.

Hubo una exposición en el Parque Central con los trabajos de todas y si, los míos estaban entre los más bonitos (modestia aparte). Hasta quisieron comprar una de mis figuras :P

Entonces, como les decía; hoy me fui a retirar mi diploma en el Gobierno Provincial. Había haaaarta gente, supongo, por eso, que era un solo evento para clausurar varios cursos o algo así. Como ando paniqueda por eso de la Gripe A, no me fui a meter en el tumulto, estaba más bien cerca de la puerta con la profe. Dijeron entonces mi nombre, y me puse nerviosota, como en el colegio... bueno, ni así, porque en el cole yo disque escribía poemas a la Virgen María, que leía en el minuto cívico de los lunes. (Espero no volver a ver esos poemas por el resto de mi vida porque se me va a caer la cara de la vergüenza). Y, pidiendo permiso logré llegar a la mesa de las autoridades. Recibí mi diploma y que susto!, todo el mundo mirando!. El que me entregó mi diploma que seguro era alguien "importante" me extendió la mano y yo le di un apretón y luego de una a seguir "escondida" por la puerta de salida.

Me despedí de la profe porque no podía seguir ahí "perdiendo el tiempo" en vez de venir a trabajar. Salí. En todo el trayecto de regreso me sentí tan rara!!. Que voy a cruzar la calle y me quedo esperando que la camioneta con dos milicos de la vuelta y baje para yo pasar, y no, se quedan parqueados y empiezan a silbar disque dándome paso. Agradezco (por educación). Cruzo entonces y me voy a "toda madre" hasta la otra esquina; en el trayecto un grupo de seis guambras de colegio me acaba de morbosear... en la esquina asoma de nuevo la camioneta con los milicos que van leeeento con tal de seguirme. Me hago la que camino más lento todavía para que les piten los de atrás, tengan que acelerar y desaparezcan de una buena vez. Resulta, y se van.

A unos pocos pasos de la esquina del depar, de reojo veo la parte de adelante de un auto plomo. Algo me dice que es mi suegro, pitan y se quedan ahí, entonces me volteo disque a comprobar y saludar a mis suegros... nada, un par de morenos facha de reguetoneros hablando pestes...

¡Carajo!, y es que en Quito no había problema con que piten; podían accidentarse frente a mí que yo no regresaba a ver ni de reojo a los de los automóviles; es que yo no conocía a nadie con carro, entonces cualquiera que pitaba, seguro no era a mí, o si era pues era solo por morbosear.

Hice como si nada y seguí caminando, yo soy bravísima en la calle cuando estoy sola. Por eso me dicen que no saludo y paso de largo, es que bueno, cuando a mí me llaman por mi nombre yo regreso a ver y contesto el saludo, pero si me vienen a pitar, o a morbosear o a hacer "pssss", pues... ¡¡cómanse harto huevo!!

Listo; me he quejado, ahora si, a seguir trabajando.

miércoles, septiembre 09, 2009

Mucho por hacer

No me creerían si les cuento la cantidad de trabajo que tengo por hacer este mes. Y si, debería estar saltando en un pie, porque esa cantidad de trabajo seguramente traerá bastante dinero....

Pero hay algo que no soporto en todo esto, y es el terrible dolor de espalda. Al menos no ha estado demasiado fuerte algunos días, otros si, llega las once y media de la noche y ya no puedo más, me quema toda la espalda y no me acomodo de forma alguna en el asiento...

Así que este mes supongo dejaré medio botado mi rincón. Porque tres trabajos tienen fecha de entrega el 10, otros dos el 12, otro el 15, otro el 25, otro el 27, otro el 29, otro el 30... ufff...!!

No quiero quejarme, estoy realmente agradecida, parece mentira cuando me llaman y me dicen "necesito un diseño" y yo veo mi lista de tareas que sigue elevándose y apenas son pocas las que ya he terminado, y claro, ya saben los colegas diseñadores, todo lo que le piden a uno es "para ayer"

A veces me coje esa "risa nerviosa" y no sé si reirme o llorar.

Bueno, voy a seguir con lo mío, al momento estoy haciendo un libro de 420 pgs, y voy por la número 207, cuando acabe el dichoso libro y toda la montaña de cosas por hacer este mes creo que lloraré de la emoción :P

miércoles, septiembre 02, 2009

Cosas que uno cree en la infancia

Cuando era niña creía que en las películas donde salían niños que luego ya asomaban más grandes, los productores y todo el equipo esperaban hasta que en serio el niño creciera, lo cual eran años y ese era el tiempo que se tardaban en terminar la película.

Creía que China quedaba atrás de una montaña que se veía desde la ventana de mi cuarto.

Creía que si deseaba algo con todas mis fuerzas se haría realidad; tanto así que una noche con mis hermanos planeamos amanecer pequeñitos... (gran influencia de la película Querida encogí a los niños); entonces dijimos que nos bajaríamos por el edredón de la cama e iríamos a ver a mi hermano en su cuarto pasando por debajo de su puerta. Mi ñaño hizo algo molesto ese día y le amenazamos que si no se comportaba no le iríamos a despertar cuando nos hagamos pequeñitas. Me acuerdo que hasta rezamos y le pedíamos a "Diosito" que haga que el perro no nos coma y que no nos perdamos en el patio y encontremos el camino de regeso a casa sin problemas.

Creía cuando mi abuelita me decía que "un parajito le contó" las cosas que yo hacía, entonces trataba de hacer ciertas travesuras escondida de los pajaritos...

Creía que mi abuelita se haría chiquita un día, del tamaño de mi muñeca (10 cm), para meterla en la casita de muñecas y jugar con ella... Lo peor era que mi abuelita nos seguía la corriente, decía que si, que ya mismo. La verdad era que nosotras crecíamos y no que ella se encogía!

Creía que el duende me secuestraría en cualquier momento por ser blanca y tener el cabello negro y largo.

Creía que podía lanzarme desde mi ventana con un paraguas y volar como el Inspector Gatget

Creía que un día, en El mundo de Beakman que daba en Teleamazonas leerían alguna de las cartas que enviábamos con mi hermana que contenían alguna pregunta de cómo funciona alguna cosa. No sabía que esos programas no eran para nada en vivo ni actuales.

Creía que podía volar, siempre tuve unos sueños muy extraños donde "disque" volaba y bajaba por la escalera y veía que hacía mi mami y mi papi y ellos no me veían y me iba volando al Cotopaxi, jejeje. Creía en el Ratón de los dientes, dejaba mi diente sobre la mesa del velador que estaba en la mitad de mi cama y de la de mi hermana, y nos amarrábamos las manos con lana, para que, supuestamente el rato que una vea el ratón, mueva el brazo y despierte a la otra y poder ver cómo es. Incluso le hacíamos una especie de "casa" con legos, y dejábamos en la alfombra (único paso hacia la mesa del velador) y siempre decíamos que ese ratón es cieguito porque dejaba destruída la casa cuando iba por el diente. Pobre mi papi que era el que hacía el intercambio del diente por el regalito, jajaja.

Creía en Papá Noel, (no sé porqué hasta ahora en el cielo, cada 24 de diciembre, asoma una luz roja, en la noche), según mis ñaños y yo, ese era el trineo con todos los regalos y los renos y toda la cosa. Aunque ese Papá Noel nunca me daba lo que yo quería! :P

Creía que si me comía la suela de mis botines de la escuela, no me los pondrían nunca más. Es que esos zapatos eran feísimos y no me gustaban para nada, pero no. Siempre los mandaban al zapatero, y ahí estaban de nuevo. Chiii! :P

En general me creía todas las historias de miedo que contaban mis primos y las películas miedosas que veía en la tv; me aterrorizaba en las noches cualquier cosa que pudiera estar bajo mi cama.

Creía que mi muñeca negra que tenía los ojos rojos me iba a matar como Chuqui a su dueño. Con mi ñaña la encerramos en el clóset, eso no me quitaba el miedo, porque mi cama quedaba al lado de éste y me costaba dormir sin imaginar que en cualquier momento saldría a matarme.

Cómo es la infancia ¿no?. A unos les toca duro, no tienen tiempo para imaginar, deben sobrevivir amargamente. Otros, en cambio, tuvimos tiempo para soñar. Ahora creo que los niños ya no le tienen miedo a nada, están acostumbrados a la violencia.

A veces quisiera ser niña de nuevo, solamente para volver a creer que las cosas imposibles... alguna vez se harán realidad.


Y ustedes cuando eran niños, ¿de qué estaban convencidos?