El patito feo se sintió cisne la noche en que vio su rostro reflejado en el lago iluminado por la luz de la luna llena...
El patito feo siempre amó la luna, se quedaba mirándola desde abajo con los ojitos llenos de lágrimas, porque a veces la luna, en su silencio, en su quietud le provocaba llanto, y el patito feo se sentía un ser minúsculo cuando la veía... La luna... cuánto amó a la luna!!; el lago lo sabía, las estrellas también, incluso hasta el cielo en su inmensidad y su silencio lo supo todo el tiempo, pero la luna no se inmutaba, el patito feo era eso simplemente, un patito feo, pequeñito, indefenso, soñador... era como un cofre lleno de emociones que a veces no podía controlar, pero la luna le provocaba eso, calma, paz... quizás por eso la miraba tanto...
El patito feo se dio cuenta que a los soñadores les iba mal a veces; entendió que le hacía mal a su corazón sentir todas esas cosas por la luna pero aún así no quiso abandonar las emociones que la luna le producía, adentro, en las entrañas, porque era una especie de araña que recorría su cuerpo, y a veces, era como miles de mariposas en el estómago... otras veces algo adentro se encogía como una pasa y trataba de salir disparado por la boca pero no hacía más que atorarse en su garganta y esa sensación era bastante dolorosa pero aún así era intensa y el patito feo no quería dejar de sentirla...
Esa noche, en que el patito feo se vio como un cisne en el lago... lloró, y sus lágrimas se cristalizaban mientras caían al agua, y extendió las alas y la amargura fue mutando, se sintió en el aire, no era la misma sensación de dejarse caer; esta vez era como... ir, ir solo sin un guía, ni un compañero, sin su amada luna... y pese a esa alegría de saberse volando aunque físicamente no era así le produjo tristeza también y comprendió que la vida a veces es triste... y pese a ir, se sintió solo, algo había dejado atrás, sus ojos no pararon de llorar el lago casi estaba lleno de pepitas de cristal y el cisne cerró los ojos... sintió que una ráfaga de luz proveniente del cielo le acariciaba las alas... y por fin encontró paz para su cofrecito de emociones...
Al día siguiente, encontraron una figura extraña bajo un montón de pepitas de cristal en el sitio donde hace apenas unas horas estuvo un lago... algunos niños guardaron las pepitas en sus bolsillos, los adultos las recolectaban, habían algunas de colores...
Esa noche, la luna no estaba llena, completa, le faltaba un pedazo... el pedazo que le faltaba tenía la forma de un cisne...
El patito feo siempre amó la luna, se quedaba mirándola desde abajo con los ojitos llenos de lágrimas, porque a veces la luna, en su silencio, en su quietud le provocaba llanto, y el patito feo se sentía un ser minúsculo cuando la veía... La luna... cuánto amó a la luna!!; el lago lo sabía, las estrellas también, incluso hasta el cielo en su inmensidad y su silencio lo supo todo el tiempo, pero la luna no se inmutaba, el patito feo era eso simplemente, un patito feo, pequeñito, indefenso, soñador... era como un cofre lleno de emociones que a veces no podía controlar, pero la luna le provocaba eso, calma, paz... quizás por eso la miraba tanto...
El patito feo se dio cuenta que a los soñadores les iba mal a veces; entendió que le hacía mal a su corazón sentir todas esas cosas por la luna pero aún así no quiso abandonar las emociones que la luna le producía, adentro, en las entrañas, porque era una especie de araña que recorría su cuerpo, y a veces, era como miles de mariposas en el estómago... otras veces algo adentro se encogía como una pasa y trataba de salir disparado por la boca pero no hacía más que atorarse en su garganta y esa sensación era bastante dolorosa pero aún así era intensa y el patito feo no quería dejar de sentirla...
Esa noche, en que el patito feo se vio como un cisne en el lago... lloró, y sus lágrimas se cristalizaban mientras caían al agua, y extendió las alas y la amargura fue mutando, se sintió en el aire, no era la misma sensación de dejarse caer; esta vez era como... ir, ir solo sin un guía, ni un compañero, sin su amada luna... y pese a esa alegría de saberse volando aunque físicamente no era así le produjo tristeza también y comprendió que la vida a veces es triste... y pese a ir, se sintió solo, algo había dejado atrás, sus ojos no pararon de llorar el lago casi estaba lleno de pepitas de cristal y el cisne cerró los ojos... sintió que una ráfaga de luz proveniente del cielo le acariciaba las alas... y por fin encontró paz para su cofrecito de emociones...
Al día siguiente, encontraron una figura extraña bajo un montón de pepitas de cristal en el sitio donde hace apenas unas horas estuvo un lago... algunos niños guardaron las pepitas en sus bolsillos, los adultos las recolectaban, habían algunas de colores...
Esa noche, la luna no estaba llena, completa, le faltaba un pedazo... el pedazo que le faltaba tenía la forma de un cisne...
1 comentario:
he dejado de ser patito feo desde hace mucho. solo soy un demonio, un servidor de nadie y me siento orgulloso de serlo
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