Quizás jamás terminaré de conocerme a mí misma. Siempre he terminado soprendiéndome.
Cada día la energía y deseo de nuevas experiencias sigue creciendo como un río a punto de desbordarse. No sé si lo que arde dentro se llama fe, esperanza o qué. En tal caso, el camino está trazándose de algún modo y, aunque voy lento, a veces parece que la velocidad es más fuerte de lo que alcanzo a controlar.
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